this is our second home

por Invitado Mar Mayo 03, 2016 12:11 am

BMR — 12:00 p.m. — Elijah G. Warren & Co.

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Era una sensación un tanto extraña; un déjà vu que permanecía perpetuo en mi mente, dispuesto a recuperar parte de ese pasado que desapareció de mi vida tras aquel fatídico accidente. Cada recuerdo, cada sentimiento o pensamiento que pudiera devolverme a los años olvidados era cómo un hallazgo personal que merecía ser celebrado. Era conocedora de muchos detalles que, supuestamente, formaban parte de mi persona y de lo que fui pero nada de todo ello me hacía sentir lo que realmente ansiaba.

Mi hermano me citó en las oficinas de BMR aquella mañana de Abril. Llegué puntual, justo cuando el reloj de mi teléfono me hacía saber que tendría que acudir a mi cita en aquel preciso momento. Era la primera vez en mucho tiempo que mi presencia se paseaba a solas por aquellos pasillos, repletos de reconocimientos y logros que demostraban el buen hacer de la empresa cómo discográfica musical.

Una puerta distinta a las demás era lo que buscaba y lo que me llevó a tomar el ascensor hasta la última planta del edificio. Aquella mujer de mediana edad y un porte serio fue mi guía hacia mi destino; efectivamente, aquella puerta era distinta a las demás. Robusta, de un color marrón oscuro y con detalles clásicos. Destacaba por no seguir el estilo arquitectónico general, pero supongo que ella estuvo aquí mucho antes.

Accioné el pomo de la puerta con fuerza y crucé el umbral de la misma, poco después. Mi entrada triunfal, y sin llamar, se produjo en plena reunión de trabajo. El color de mi rostro enrojeció notablemente mientras mis pupilas analizaban a los presentes con auténtico pavor. –Perdón, no sabía que estabas ocupado. Volveré luego- Murmuré avergonzada, retrocediendo hasta el punto de origen, sin mirar atrás, mientras maldecía a mi subconsciente.

por Invitado Vie Mayo 06, 2016 1:51 am

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BMR — 12:00 p.m. — A. Nicole Warren & Co.

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Desde mi partida a Japón y Australia, el subgerente había hecho un buen trabajo, sin embargo habíamos acordado que al volver a la gerencia del lugar las cosas cambiarían bastante, quería dejar más tiempo a mi persona que seguir absorbiéndome por ella, ahora entendía porque mamá y papá estaban juntos, mi padre había sacrificado a su empresa en el momento que decidió dejarla a cargo de más personas y luego cediéndome a mí el lugar, pero yo no quería casarme (sí es que lo hacía) y tener una esposa en casa a la que solo vería de noche, con la cual tendría hijos y no estaría ahí para ellos, por eso había citado aquel comité con los demás encargados de mis áreas y distribuir mi trabajo, además de tener un persona que estuviera haciendo un par de mis funciones como era el tratar con los artistas, así yo no tendría que estar pendiente de ellos, con alguien encargado mi tiempo se vería muy libre y ya lo había hablado con mi padre, él estuvo de acuerdo.

También por eso había querido hablarlo con Nicole, mi hermana después del accidente tenía una parte importante de la empresa, pero necesitaba un poco sacarla de todo lo que había vivido en el pasado y enfocarla hacia un futuro, donde quería verla feliz y siendo la misma niña revoltosa, iba a decir algo cuando la puerta se abrió y revelo a la rubia de mis pensamientos.

-¡Nicole!- dije con una amplia sonrisa, poniéndome en pie al ver que ella se disculpaba y daba marcha atrás –Si me disculpan, podrían empezar con lo que les he mencionado antes- les dije a los encargados de las diferentes áreas y me acerque a mi hermana para abrazarla con fuerza, lo peor que me podía pasar sin duda era aquella llamada de mi madre llorando y diciendo que Nicole había tenido un accidente, casi me morí en ese instante, sino fuera por Isabella, no sé donde estaría ahorita -¿Cómo estás hermana?- le pregunte con una sonrisa, mientras la guiaba hacia una oficina a lado de la sala de juntas -¿Todo bien?- seguía preocupado por ella, siempre lo estaría.
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por Invitado Mar Jun 07, 2016 1:24 am

BMR — 12:00 p.m. — Elijah G. Warren & Co.

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Suspiré una vez más, afligida ante mi inhóspita irrupción en una de las tantas reuniones de trabajo a las que a diario asistía Elijah; todo había cambiado desde el fallecimiento del abuelo, el pilar principal de la compañía y el alma mater de la misma. Desde entonces, ese portento de pupilas azuladas y semblante serio había sido el encargado de mantener el legado y la esencia de su fundador en cada una de sus tareas. Una fina sonrisa se postró en mi rostro cuándo mi subconsciente supo que imprudencia no había generado consecuencias mayores; bajo mi brazo derecho sostenía mi cuaderno, ese en el que anotaba todas y cada una de mis tareas cómo becaria en el gabinete de prensa de la empresa. No pretendía que ese encuentro entre hermanos se convirtiese en una reunión de trabajo, no era mi objetivo.

Desde el accidente y mi posterior recuperación, sentía la necesidad de reencontrarme con el viejo mundo; ese que mi memoria dejó atrás aquella noche de Abril -Todo bien, quería charlar un rato contigo. Ya sabes, para ponernos al día... - Alguien apareció de la nada con un par de cafés; dos tazas de cerámica humeantes acompañadas de un simple surtido de galletas, todo servido en una bandeja de color blanco adornada con un puñado de servilletas y el periódico de aquel día. Supuse que así es cómo trataban a los superiores y que nada tenía que ver con mi día a día en BMR pese a llevar el apellido de la empresa.

Avanzaba con cautela hacia el interior del despacho para tomar asiento al otro lado del escritorio, frente a una butaca de piel que, sin alguien que la ocupase, imponía respeto. Dejé mi cuaderno a pocos centímetros de mi cuerpo y desde mi nueva posición serví ambas tazas y coloqué entre ambas el plato en el que yacían el montón de galletas para acompañar la cafeína líquida y humeante del café -¿Cómo va todo por aquí desde... ya sabes?- Cuestioné con dulzura, tratando el tema con precaución y tacto dada la reciente pérdida y los sentimientos que afloraban en ambos al pensar en ella.

por Invitado Miér Jun 08, 2016 11:05 pm

BMR — 12:00 p.m. — A. Nicole Warren & Co.

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Ava era aparte de mis padres ahora la única familia consanguínea que tenía aunque sabía que teníamos primos y más parientes pero la gente que más amaba eran ellos, mis padres y mi hermanita a quien adoraba por sobre todas las cosas, era de cierta forma un pilar más de mi vida, eran el motor por el que día a día me levantaba temprano, me daba una ducha y pasaba casi las veinticuatro horas en la empresa, durmiendo apenas entre juntas y comiendo solo cuando me acordaba o mi secretaría me presionaba, miré con atención como servían un pequeño tentempié y suspire un poco, porque recordar al abuelo era recordar muchos momentos de juventud, cuando solía ir a su casa y mi hermana correteaba por la sala, como la niña feliz que había sido, ahora no sabía si lo era, pero deseaba que fuera capaz de decirme y abrirse a mí cuando algo la estuviera lastimando.

-¿Ponernos al día? Me parece genial- la observé, tan bonita como era y alce la mirada hacia el cielo para pedirle a mi abuelo en silencio que siempre la cuidara -¿Cómo estás tú?- evadí por un momento su pregunta, yo estaba guardando el dolor de nuestra pérdida en el trabajo, agotarme era lo mejor para mi cuerpo, así no me ponía melancólico o triste, era después de todo la cabeza de la empresa, la mire y luego solté un suspiro -¿Por qué terminaste con Arthur?- vale, no quería meterme en la vida sentimental de mi hermana, pero el chico me había parecido un buen tipo para ella, no lo sé, simplemente a veces sientes quien es el indicado para tu hermanita y ese joven me hizo sentirlo –Vale, no me digas…- levante la mano, no quería que se pusiera triste o lo que sintiera al dejar al chico –Y yo estoy bien, de maravilla- mentí, claro que no estaba de maravilla, ni bien, pero eso era lo mejor a derrumbarme.
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por Invitado Jue Jun 09, 2016 7:53 pm

BMR — 12:00 p.m. — Elijah G. Warren & Co.

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Era plenamente consciente de que su nombre sería partícipe que aquella conversación tarde o temprano. Lo que no esperaba es que fuese el mismo el inicio de aquella charla entre hermanos; había perdido la cuenta de cuántos días habían transcurrido desde que el destino, y otros muchos factores externos, fuesen los causantes del fin de una relación que duró casi tanto cómo un suspiro. Desde entonces, no había sido capaz de sopesar los pros y los contras que aquella decisión había causado en mi vida. Supuse que mi hermano sería el adecuado para escuchar y analizar cada uno de ellos por lo que, con total naturalidad y tras dar un primer sorbo a esa taza humeante de café, busqué la comodidad en aquella silla de piel oscura, apoyando la espalda sobre el respaldo de la misma. -Era una relación tóxica, Elijah. Ambos sabíamos que no tendría un buen fin y lo mejor fue cortar por lo sano antes de que estallara una tercera Guerra Mundial...- Enalté y remarqué mi opinión con cada una de mis palabras, sinceras y honestas, lejos del drama y del absurdo maquillaje que muchos emplean para expresar una realidad que sólo se ajusta a la opinión de uno mismo. -Él no era para mí y yo no era para él. Esa es la única verdad.- Añadí. De nuevo la taza de café viajó hasta mi boca para dejar caer parte de su contenido en el interior de la misma.

Tragué pesado, por la temperatura del líquido y suspiré poco después cuándo este descendió por mi esófago hacia el estómago. -Y tú con Isabella, ¿cómo estás?- Esa era la duda que atormentaba mi curiosidad recientemente, pero la timidez de mi hermano por mantener a salvo su vida privada y las pocas ganas que tenía yo de someterlo a uno de mis cuestionarios, hicieron que el tema pasara inadvertido para mí y para mi subconsciente hasta que se presentó la oportunidad. Observé su figura relajada, con las pupilas clavadas en sus gestos; los mismo que definirían, sin necesidad de pronunciar palabra, su opinión. Lo aprendí después de tantas entrevistas a personajes ilustres y famosos del mundo de la música, quienes a menudo esconden más de los que sienten, pero que tarde o temprano comparten sus opiniones con el mundo mediante el lenguaje corporal.

por Invitado Sáb Jun 11, 2016 10:00 pm

BMR — 12:00 p.m. — A. Nicole Warren & Co.

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No me esperaba realmente aquella respuesta por su parte, en la isla se veía que ambos se querían incluso más, pero sí mi hermana decía que no eran el uno para el otro no había mucho por hacer, ella era la dueña de su vida y yo solo tenía que apoyarla, no era un hermano celoso ni alguien que estaba detrás de lo que hiciera, creo que Ava tenía la capacidad para decidir por ella misma lo que quería y no había alguien que pudiera cambiarla de opinión, yo por mi parte tenía muchas ganas de tirar todo por la borda, pero no podía y eso era un tanto frustrante, solté un suspiro y me acerque a la ventana de la oficina en la que estábamos, mire el bonito panorama de la ciudad neoyorquina y luego solté un suave suspiro al girarme hacia mi hermana.

-Terminamos pero estamos en un punto que no sé qué hacer- me encogí de hombros un tanto para luego encontrarme con su mirada, era al igual que mi hermana alguien que no se abría tan fácilmente, sin embargo era mi hermana y era mujer, bien podía darme un consejo o tirarme por la ventana por mi idiotez –Isabella es una joven que huye de los problemas en lugar de afrontarlos y yo me canse de perseguirla sobre todo ahora con todo lo que hay que hacer- tal vez era una excusa tonta y yo debería estar detrás de ella, pero a veces uno llegaba a decir basta –Nos casamos- solté, evitando su mirada y volviendo mi vista hacia el cristal de la ventana, sonriendo por aquellas palabras –Es decir, en la playa y con las personas del lugar- a nadie le había dicho aquello, su hermana tenía el derecho de saberlo –La amo, es la mujer que quiero en mi vida pero ni siquiera sé si tendré vida- cerró los ojos, tratando de imaginar a Isabella a su lado, pero parecía que no podía verla ahí y eso le lastimaba.

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por Invitado Jue Jun 16, 2016 10:13 pm

BMR — 12:00 p.m. — Elijah G. Warren & Co.

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Dejé la taza sobre el cerco delimitado en el centro del plato de porcelana; la distancia entre ambos era notoria y yo sentía qué, en el aquel momento, lo mejor sería reducir aquellos pocos centímetros para demostrar que la unión entre hermanos es más fuerte que las dimensiones de nuestros problemas.

Sopesé en mi cabeza sus palabras, analizando las mismas con detenimiento para encontrar los vocablos adecuados con los que responder ante todo aquello. Emané un sonoro suspiro mientras dirigía mis pasos hacia el mismo punto en el que él se encontraba, al otro lado del escritorio –Casarse es algo muy serio, Elijah. Es la unión entre dos seres que se quieren y se aman y por mucho que las cosas se terminen hay que luchar por esa unión.- A mis pies, el bullicio de una ciudad que conocía cómo la palma de mi mano, pero que tan insignificante me hacía sentir, entre los millones de habitantes con los que comparto este espacio. –Es más joven que tú, Elijah. Tienes que entender que la madurez se alcanza con la edad y con la experiencia, dale su espacio, pero demuéstrale que vas a estar a unos pocos pasos.-

Añadí; pese a desconocer el trasfondo de la ruptura y el porqué de la misma, pretendía ayudar a quién siempre me tendió una mano a mí, a quién me brindó su experiencia y su sabiduría cuándo mi mente vagaba sin rumbo por la neblina de mis pensamientos. –Tomes la decisión que tomes yo siempre te apoyaré, siempre.- Sentencié mientras uno de mis brazos rodeaba su espalda, colocándose sobre la misma mientras mi mano se aferraba a su hombro con suavidad.

por Invitado Sáb Jun 18, 2016 6:39 am

BMR — 12:00 p.m. — A. Nicole Warren & Co.

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Desahogarse era lo mejor que podía hacer, generalmente siempre de los siempre se había guardado las cosas por temor a que le tildaran de loco o estúpido, era muy difícil que él pudiera demostrarle a las personas que quería lo que sentía, siempre era así y lo sería tal vez hasta el día que muriera, pero sin embargo, ahora con su hermana a un palmo de distancia después del accidente comprendía a golpes que ella a parte de sus amigos, padre e Isabella era su familia, una de las mujeres importantes de su vida y que siempre estaría ahí para escucharla y apoyarla, así no le gustara cualquier decisión que la rubia tuviera, él iba a darle su apoyo incondicional y que su hermana se lo diera era algo que nunca tenía alcance, sonrió cuando ella estuvo cerca de él y despacio la tomo de la cintura para abrazarla con fuerza, ella tenía razón. Su matrimonio con Isabella no era a la ligera, ambos en aquella playa habían hecho que sus corazones se unieran y que latieran al mismo ritmo, jamás en sus treinta y dos años había pensado casarse de esa forma, él siempre era correcto y serio con su vida, pero Isabella era para él un soplo de algo bueno para su vida.

-Yo sólo sé que la amo- besó la frente de su hermana al tiempo que acariciaba su espalda en un gesto reconfortante, sonrió cuando se separo con suavidad de ella para mirarla a los ojos. Su hermana tan hermosa, toda una mujer que le hacía pensar que en unos años tal vez la vería realizada con una pareja a su lado, aún era joven y pensar en eso solo le traía sentimientos encontrados, él no quería que nadie se llevara a su hermanita pero dada la situación y la belleza de su hermana, apostaba un par de años cuando aceptara a alguien a su lado para siempre –Y no sé si sea la edad, tal vez tenemos mucha diferencia pero no creo que sea eso- pensar en que le llevaba casi ocho años era algo que no le molestaba, pues él tenía en mente a esa mujer e Isabella, intuía, le tenía a él en su cabeza, no por nada había pasado todo con Sienna. Esperaba algún día hacer las paces con la rubia, tal vez no que fueran amigos pero sí compañeros de trabajo, que pudiera verse sin herirse como lo habían hecho. Esperaba algún día hacer las paces con la rubia, tal vez no que fueran amigos pero sí compañeros de trabajo, que pudiera verse sin herirse como lo habían hecho –Te quiero hermanita- le guiño un ojo y le dio un suave toque en la punta de la nariz a la rubia –Y gracias por estar aquí- hizo una pausa y sonrió un poco más –Y quiero verte feliz, planeamos un viaje después… mis padres, tú y yo o sólo tú y yo- un viaje de hermanos, la idea de verdad que comenzaba a parecerle buena.

Nació en la ciudad de New York, con descendencia inglesa por parte de ambos padres quienes se dedicaban al narcotrafico. Sus padres se vieron obligados a dejar Londres gracias a que sus cabezas tenían precio; ambos pensaron que en New York estarían a salvo , consiguieron nuevas y viejas amistades, se hicieron un lugar entre las mafias de la ciudad, hasta que un día, nueve años después sus enemigos finalmente los encontraron. Irrumpieron en la residencia de los Ripper y armaron un baño de sangre del que nadie salio vivo, nadie a excepción de Derek quien se mantuvo escondido mientras la ayuda llegaba. Antes de que se armara todo el escándalo por el baño de sangre, los hombres de un viejo amigo de los Ripper llegaron al lugar, rescataron a Derek y lo llevaron a Corvinus, un viejo mafioso retirado que a partir de ese momento se hizo cargo de Derek. Lo educo con métodos poco usuales, educación solo en casa, torturas, castigos, golpes que fueron llenando poco a poco el cuerpo de Derek con todas las cicatrices que tiene hoy en día bajo los tatuajes de su piel. Siempre vio a Corvinus como su segundo padre, pensando en que todo lo que le hacía era por su bien, nunca tomo rencor contra él. En el tiempo de su estadía con Corvinus conoció a Dimitri, él que se convertiría en su mejor amigo casi hermano y con quien años después, a la edad de 19 años se marcharía para probar fortuna por su propia cuenta, sin la ayuda de Corvinus. Fueron años los que le costaron para escalar escalón por escalón para llegar a la cima. Hizo cosas inhumanas para lograr sus objetivos, paso por encima de quien hiciera falta para conseguirse el respeto de sus enemigos y de todo aquel que siquiera escuchara su nombre y 5 años más tarde se convirtió en uno de los narcotraficantes más conocidos en New York y más buscados por la policía. Líder Mafioso Derek W. Ripper	Nació en California gracias a un accidente de una noche, motivo por el cual en su infancia se vio reflejado el poco apego por parte de sus padres, sobretodo por el lado de su progenitor. En la misma época, se vio desplazado por la presencia de su hermano menor que pareció ser la solución a todos los problemas que la familia presentaba. De tal manera, se crió casi por su cuenta de forma inestable, llegando a crear conceptos bastante errados y desconcertantes acerca de la vida misma. A los dieciocho años, abandonó su hogar para entregarse a las calles, donde se dedicó a vender droga para costearse la carrera de arquitectura en la universidad. A pesar de haberse graduado, nunca llegó a ejercer, pues durante el trayecto descubrió la gran pasión que sentía por la mezcla y las bebidas. Empezó específicamente a los veintitrés como conserje en un bar de mala muerte, lugar en el que se dedicó a observar la manera en la que los que atendían la barra se desplazaban para luego copiar sus movimientos en sus horas libres. Fue avanzando así hasta adquirir experiencia en el asunto y acabar recorriendo medio país con el único fin de ganar reconocimiento, acabando por ser el favorito de uno o más empresarios exitosos. A la edad de treinta y cinco, decidió establecerse en New York donde su carrera alcanzó el apogeo al ser ascendido a gerente del bar en el que trabajaba, obteniendo así la preferencia de las grandes estrellas de la ciudad y además, al ganar el World Class que lo coronó como el mejor barman del mundo. Bartender World Class Boris Dixon	Ivy Rose nació la noche caótica del fin de milenio en un hospital del Bronx, en una sala llena de gente, junto a una anciana que moría y de la cual, por un error, tomó su nombre. Nació adicta y su madre la abandonó ahí mismo. A los seis meses salió de rehabilitación por heroína solamente para ser encerrada de nuevo en uno de los tantos MAC de la ciudad de New York. A los ocho años forma parte de un programa de integración al arte, decantándose por el ballet, mismo que practica hasta ahora y para el cual tiene bastante habilidad. A los doce es adoptada por una pareja de artistas de éxito que la hacen conocer el mundo exterior, lo caótico y hermoso que puede ser, lo brutal también pues, después de adaptarse y amarlos, se lo arrebatan todo de golpe. Su madre adoptiva se suicida dos años después y su marido la sigue un año después. Ahí comienza la caída libre para Ivy quien a los quince era alcohólica y comenzaba con otro tipo de drogas; convencida de que su paso por el mundo sería breve, Ivy Rose comenzó a dar pasos gigantescos, comienza a querer vivir y experimentar de todo hasta que se da cuenta que no puede, porque algo dentro de ella se apagó cuando se dio la primera línea de coca y llegó a un hogar vacío. Es en ese mismo año que conoce a su mejor amigo con el que tendrá una experiencia demasiado grave la cual la hace reconsiderar un poco su vida, anesteciada de emociones, entra en rehabilitación, se llena de trabajos, retoma la escuela y conoce a Felicia. De marzo a mayo trabaja como Bella Durmiente, un servicio de chicas para hombres acaudalados en donde conoce a Nando Morelli, el hombre que le torcería la vida de nuevo al iniciar una relación por demás ílicita. Recae en las drogas y desciende más hacia el abismo hasta tomar una escala, un coma a causa de una sobredosis. Nando desaparece de su vida y ella sigue cayendo. Son los Peyton quienes colocan una red de contención y la detienen adoptándola al conocer su historia, es con ellos con quienes conoce lo que es tener una familia y una vida digna. Morelli reaparece en su vida, limpio y amándola y es él la parte más rota de su vida por la cual entra más luz a su interior. Después de caer por fin en el abismo y darse cuenta que lo que había ahí abajo era ella misma en su total realidad, Ivy Rose decidió comenzar a subir, paso a paso, tomando la mano de los que la rodean y quieren verla bien, de los que la apoyan. Una oportunidad única en la vida llega gracias a alguien que ella desconoce y su rumbo toma otra dirección, lejos de la ciudad, tomando un lugar por el cual, siempre en su vida, tendrá que luchar con uñas y dientes por mantener. Ha fijado residencia en Covent Garden, Londres, viajando a New York cuando puede, aunque no sean muchas ocasiones porque tiene demasiadas cosas que hacer, Academia, colegio, pareja, mantener la popularidad que gracias a su personalidad y escándalos (su relación ilícita, aunque legal en Londres, ahora es pública) ha obtenido… Intentando salvarse de ella misma cada día, pero intentando sobrellevarlo todo con una enorme sonrisa y con el orgullo y la arrogancia que la caracteriza. High School Queen Ivy Rose Hathaway
Nacido en Queens, Nueva York de madre inmigrante. Lo poco que Lucas ha conocido de su verdadera madre es que era mexicana y que murió al darle a luz, muchos rumores sobre su madre biológica le han confirmado que probablemente su padre era un mafioso muy influyente, sin embargo esos rumores nunca fueron confirmados y después de todo eso fueron. Adoptado por una pareja que jamás tuvo la dicha de formar su propia familia, sin embargo al ver al pequeño bebé de inmediato comenzaron los trámites para adoptarlo y terminaron por ponerle Lucas Earle. Su padre un policía de Queens le enseñó cada una de las cosas que hoy en día aplica. Cuando aplicó a la academia, pronto destacó entre sus demás compañeros, sus jefes pronto notaron que aquel joven tenía una vocación que una profesión de ser policía, lo recomendaron para que fuera a la Interpol en Londres donde pasó un tiempo y de inmediato fue asignado a Nueva York como policía encubierto, pronto conoció a la que se convertiría en una de sus mejores amigas y madre de sus hijos. El tiempo con la Interpol término cuando la CIA comenzó a ofrecerle un puesto como agente, pero Lucas decidió rechazarlo. No fue que hace dos meses que estuvo como agente de la CIA y después de terminar un caso enorme de trata de personas con toda su red, sufrió un accidente que dañó parte de su cerebro, actualmente rige como Jefe de Fuerzas Tácticas, puesto que sus amigos y compañeros no dudaron en recomendarlo por su enorme esfuerzo y porque realmente es un policía de campo con ese toque de saber cómo piensa una mente criminal. Jefe de Fuerzas Tácticas de la CIA Lucas Earle	Nació una tarde de Agosto en Seattle. Hija del dueño de una fábrica de vidrios y una abogada fue la adoración. Segunda y última hija del complicado matrimonio Peyton, fue la bebe que se suponía salvaría el matrimonio pero no pudo ser, las disputas ganaron la batalla a la familia y terminaron divorciándose cuando Isabella no cumplía un año de nacida. Ambas niñas se fueron con su madre quien dejo su crianza en mano de sus abuelos por lo que ambas fueron enseñadas con los mismos principios con los que sus abuelos criaron a sus hijos. Isabella siempre hablaba y pedía tener acercamientos con su padre quien las visitaba pocas veces en Seattle, aun así en ella nació una afición por el vidrio que pronto le terminaría haciendo descubrir el arte en él. A medida que fueron creciendo Lucy se alejaba más de Isabella quien siempre quedaba detrás gracias a su edad, para cuando Lucy cumplió dieciocho años ya no estaba presente en la vida de su hermana menor quien con trece años quedo a la merced de los juegos de sus primos menores. A pesar de que el malestar por la actitud de Lucy la afligía su adolescencia no estuvo llena de únicamente momentos tristes, sus primos le enseñaron a adorar aquellas costumbres de la ciudad que finalmente despertaron su interés, los próximos años los paso entre juegos de fútbol americano, reuniones con sus amigos de escuela y el estudio del vidrio y los grandes murales que llenaban de colores las iglesias y daban al sol una bienvenida feliz todo los días. Su padre comenzó a mostrar más interés por acercarse cuando Isabella tenía 15 años, la joven no puso contras al interés de su padre, ella quería estar presente en la fabricación del vidrio desde cerca, quería convertirse en una artista que pudiese moldear figuras fantásticas y brillantes, por ese motivo acepto que su padre la llevara de paseo a Nueva York de vez en cuando donde paso muchas horas en su fábrica, aprendió a calentar vidrio y darle formas, a tallarlo y pintarlo, su padre dio riendas sueltas y fueron los años más maravillosos de su vida. Entre aviones y viajes llego a la universidad de Boston donde estudio Artes modernas. Con 23 años tenía una carrera prometedora, por lo que se mudó a Nueva York donde con ayuda de su padre comenzaría a dibujar el nuevo destino como artista dejando a un lado cualquier sentimiento que le hiciera sentir culpable de nuevo. En La ciudad del pecado conoció a su mejor amigo quien más adelante se convertiría en el padre de sus dos hijas. Después de haber tenido en mente una colección formada por cuadros cuya pintura se vería mezclada con pedazos de vidrios de colores, se atrevió a realizarla y enviarla a Italia para que fuese publicada en una galería en crecimiento que celebró una gala para críticos exigentes. Sus cuadros fueron un éxito total. Uno de ellos se comenzó a exhibir en una famosa galería donde solo los grandes artistas exponen sus obras. Después de ese día Isabella fue reconocida por periódicos locales Como una gran artista en el arte del vidrio y se hizo famosa a nivel mundial. Sus cuadros ahora son valorados por grandes cantidades de dinero y tiene muchos pedidos de clientes exigentes y conocedores. Artista Vidriera Isabella Peyton	Un 18 de Octubre de 1990 nacería una rubia dispuesta a comerse el mundo. Elisabeth Angelica Maier se trataba de la hija de Michael Maier y Arabella Leisser. Ambos que se conocieron en Harvard, su padre dejó el mundo militar para acabar derecho allí mientras que su madre, proveniente además de Ámsterdam, intentaba sacar adelante la carrera de empresariales pagándose los estudios trabajando como camarera en el propio recinto universitario. Hay personas que no creen en el amo a primera vista, pero lo que ellos tuvieron fue prácticamente un flechazo. A los 25 se casarían y enseguida tendrían a su encantadora hija. Elisabeth era especial, su abuelo paterno lo sabía ya que tenía un magnetismo completamente distinto al de sus demás nietos. Criada en el propio territorio paterno, no era raro que la muchacha empezase a alimentarse del ambiente jurídico, a fin de cuentas los Maier eran famosos por eso. A medida que los años pasaban ella seguía interesándose por ese mundo, y además intentaba paliar cualquier grado de controversia experimentado en su círculo familiar. Sus padres no dejaban de pelearse, vivía un puro drama aquella rubia aniñada. A los 10, se divorciarían. Entre la poca comunicación que existía entre sus padres, y que a ella le mandaban de un lugar a otro para tenerla lejos de ese conflicto... Ella acababa hartándose. A Elisabeth le gustaba estar con sus primos y sus abuelos, pero evitaba en cualquier situación encontrarse con los otros dos. Los años no tardaron en pasar y a pesar de que en su vida emocional hubiese pasado un bache como el de Jakob Hoffman, sintió la necesidad de cortar raíces e ir a la misma Universidad que la de toda la familia Maier, a estudiar lo que le gustaba; El Derecho. Tenía pensado acabar aquella carrera y una vez así entrar en el bufete de su abuelo, no tardó demasiado en acabar y así hacerlo. Empezó a hacerse un nombre en el propio bufete, subiendo escalafón y a raíz de pelearse con unos y con otros llegó a dónde quería. Deseaba poder ser una digna sucesora de su abuelo y así hacerse con la empresa. Tenía todo en mente, pero por su vida se cruzaron un par de ''obstáculos'' que no podía dejar de lado. Se casó con el que creía ser el hombre de su vida, creyó estar embarazada de él y justo después de descubrir todas las mentiras que le había estado diciendo, se divorció y se encontró con que no era el padre de sus actuales retoñas. Al parecer este bombo sorpresa vino de regalo por un encuentro que tuvo con el que ha considerado -y sigue considerando- su mejor amigo, y actual pareja, Boris Dixon. Su vida sentimental parecía mejorar, y hasta la de sus padres que volvían a las andadas con encuentros sexuales muy de la época de los setenta. Pero su vida no se vio completa hasta que por fin, el mismo día de sus veintiséis cumpleaños su abuelo y su padre le regalasen la meta que siempre había ansiado; Ser la dueña del bufete. Madre de gemelas, dueña de cuatro perros, novia de lo más encantadora y ahora, jefa de su propio mundo. ¿Se podría pedir algo más?. New York's Drama Queen Elisabeth A. Maier

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